la rosa y el volcan
Somos un espejo y como tal soy un reflejo de tu corazón o un destello de tu mirada o un espejismo de tu sonrisa. Soy todo lo que te espejaste en mi pero no fue un espejismo fue real. Quiza era un espejismo Domenico trayendome tu voz preguntandome: ¿Más cómo has hecho para que me enamore tanto, tanto?, al mismo tiempo que me preguntaba, mirandome en ti, si ese de allí era yo.... en fin....no sé que dirá la distancia, que es como el viento, pero sé que en aquel adios, al menos uno de los dos no comprendió que nada había más terrible que el adios y así me quedé sin tu latido lamentando absurdos donde ni dos o tres segundos de ternura podían devolverme aquella noche de diablos ardiendo bajo el volcan.